Ayer, como todos los días al volver del trabajo, bajé del tren, el Sol en lo alto del cielo golpeaba con toda su fuerza, recordándome que estamos en verano, y que no es buena idea andar a esas horas por la calle. Puse rumbo a casa, que el hambre aprieta. Pero para llegar primero tenía que cruzar la calle, y allí estaba el semáforo, como un guardia perenne dirigiendo el tráfico. Para poder cruzar la calle hay que pulsar un botón en el semáforo qué hace que pasado un tiempo, dicho semáforo cambie al color rojo indicando a los conductores que deben...