jueves, julio 16, 2009

El Reloj de Mr. Darwin.

Este es un interesante y recomendable libro del paleontólogo Juan Luis Arsuaga. Es un libro sobre Darwin y su principal obra, El origen de las especies. A través de la autobiografía de Darwin, del resto de sus obras, y de la correspondencia que mantuvo con otros personajes insignes de la época, Arsuaga nos ayuda a conocer mejor a uno de los mayores genios que han existido.

La primera parte del libro se centra en las primeras etapas de la vida de Darwin. Sus años en el colegio, su paso por la Universidad y, como no, el viaje a bordo del HMS Beagle, viaje que cambiaría su forma de pensar sobre el mundo natural. Todo lo que observó durante el viaje, todo las notas que tomó, y todos los especímenes que recogió, empezaron a sembrar la duda en el joven Darwin. Tal vez no había existido una creación, es posible que la idea de la evolución no fuera tan descabellada. La idea de evolución era algo que ya se había propuesto, lo novedoso en el pensamiento de Darwin es que consiguió articular un mecanismo que hacía posible dicha evolución, dicho mecanismo, no es otro, que el de la selección natural.

En la segunda parte del libro asistimos a la evolución del pensamiento de Darwin, de cómo acaba por encontrar la explicación a la evolución. Vemos como la selección artificial que llevan acabo los ganaderos y agricultores le sirvió de guía, y de analogía, para desarrollar su idea de la selección natural, ¿pero qué o quién realizaba la selección natural? En este punto la obra de Maltus es de vital importancia, tras su lectura es cuando Darwin consigue explicar el mecanismo de la selección natural. Hay que señalar que el descubrimiento de la evolución a través de la selección natural también lo desarrollo Alfred Wallace, de hecho fue una carta del mismo la que acabo por espolear a Darwin para publicar su obra magna. Pero hay una diferencia capital entre ambos naturalistas, para Wallace la selección natural se aplicaba a todo el reino animal menos al ser humano. Para el desarrollo de las capacidades intelectivas del ser humano se necesitaba “algo más”, según Wallace. Pero para Darwin no había excepción a la regla, el ser humano también debía ser fruto de la selección natural, como cualquier otro organismo.

En la tercera y última parte se aborda la continuación a la obra de Darwin, continuación que él mismo empezó. En El Origen se deja caer la idea de que el ser humano no es una excepción a la regla, él también ha surgido por medio de la selección natural. Esta idea será ampliada y expuesta en El origen del Hombre. Defender está postura no era sencillo en aquella época ya que no se tenían fósiles de antepasados humanos que pudieran dar apoyo a la tesis de Darwin. Aun así, Darwin defiende y argumenta su postura magistralmente. Hoy en día sabemos que tenía razón. Como se suele decir comúnmente “descendemos del mono”. Todavía queda un punto más, y éste es más controvertido, ya que para algunas ideologías no es admisible. Para Darwin la conducta era otro factor que se vería afectado por la selección natural, y no sólo en los animales, sino también en el hombre ¿qué parte de nuestra conducta es innata y ha sido moldeada por la selección natural y que parte se la debemos a la cultura? Esta importante cuestión sobre la conductas de los animales y las del ser humano las abordaría en su obra La expresión de las emociones en los animales y en el hombre.

En resumen un buen libro para leer y conmemorar así el 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin. Con el libro conocemos a un Darwin creacionista que se embarco en un viaje alrededor del mundo en el cual recogió muchísima información y gracias a la misma retorno con dudas a cerca de cómo se habían originado los distintos organismo. Tras un prolongado estudio de toda la información que recopilo en su viaje, junto con la lectura de otras obras, consiguió por fin dar con la respuesta a una de las preguntas más importantes que se ha planteado la humanidad ¿por qué estamos aquí? A lo largo del libro asistimos al cambio del pensamiento de Darwin y como abandona el creacionismo, no hubo creación, sino selección natural, un proceso ciego y sin finalidad que ha moldeado a todas las especies que habitan el planeta. Al cerrar el libro, tienes la impresión de conocer un poco más a ese naturalista empedernido que nos dio la respuestas a importantes preguntas.

Darwin nos dijiste de donde venimos, sinceramente no creo que haya forma de agradecértelo, sólo puedo darte las gracias de todo corazón. Aunque sé que no puedes ni leerme, ni escucharme, en cambio yo si he tenido la suerte de leerte directamente en tus obras o en libros como este Reloj de Mr Darwin en el cual se citan por ejemplo algunas de tus cartas, al menos durante esos breves momentos ha sido fascinante que a través de los siglos entraras en mi cabeza para contarme tus ideas, en cierto modo, se puede decir, que he pasado unos momentos fascinantes escuchándote.

Ismael Pérez Fernández.