martes, febrero 01, 2011

Las bacterias y su sorprendente control mental

Hagámonos la siguiente pregunta ¿pueden las bacteria y microbios intestinales variar el comportamiento de su portador? De momento no hay pruebas de que esa fauna intestinal que tenemos puedan realizar semejante proeza, ya veremos que dicen futuras investigaciones. En cambio en el caso de los ratones el asunto parece ser bien distinto, las bacterias y microbios de sus intestinos si que parecen ser capaces de modificar su comportamiento.

Descubro gracias al servicio de noticias de Science el trabajo que ha aparecido publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, y lleva por título Normal gut microbiota modulates brain development and behavior. Las conclusiones a las que llegan es que la fauna intestinal de los mamíferos (al menos en el caso de los ratones) influyen en el desarrollo del cerebro y consecuentemente en el comportamiento del adulto.

El equipo de investigadores ha comparado el comportamiento de ratones libres de fauna intestinal con otros que tenían su fauna intacta, y las diferencias en comportamiento son apreciables. Por un lado los ratones sin bacterias gastan más tiempo paseando por zonas abiertas y parecen ser más atrevidos, ya que al encerrar a los ratones en cajas con zonas de luz y oscuridad la mayoría de los ratones tienden a buscar cobijo en las zonas oscuras algo que no hacen los ratones sin bacterias.

Hasta aquí lo único que tenemos es una correlación entre el comportamiento de los ratones y la presencia o no de esa fauna de bacterias y microbios en sus intestinos, la cuestión es ¿la relación entre estos dos parámetros es de causa-efecto? Es decir ¿son las bacterias realmente las causantes de ese cambio en el comportamiento? Para responder estas preguntas hay que ir un poco más allá, que es exactamente lo que ha hecho el equipo de investigadores.

El equipo ha analizado la química y la actividad de los genes (si se expresan o no) en el cerebro de los ratones que han participado en los experimentos. Lo que encontraron es que las moléculas químicas asociadas con la ansiedad, como por ejemplo la dopamina, desaparecen más rápido en los ratones libres de bacterias, razón por la que presentan un grado de ansiedad menor que en los otros ratones, también se halló que los niveles de actividad de una docena de genes es diferente entre las dos clases de ratones. La clave parece estar en que las bacterias reducen la cantidad de dos proteínas importantes para el desarrollo de las células nerviosas, esto sugiere un mecanismo mediante el cual las bacterias pueden conseguir ese cambio observado en el comportamiento de los ratones, lo cual viene a complementar lo que ya se había descubierto en otros estudios, como por ejemplo en The probiotic Bifidobacteria infantis:An assessment of potential antidepressant properties in the rat, publicado en 2008 en Journal of Psychiatric Research. Donde se encontró que la bacteria Bifidobacteria infantis parece regular la actividad de genes involucrados en la producción de serotonina que es uno de los neurotransmisores del cerebro.

Tenéis más detalles en la noticia de Science o en el propio artículo enlazados más arriba. De momento me quedo con unas cuantas preguntas en la cabeza ¿puede suceder algo similar en los humanos? De ser así, ¿podríamos usar esa fauna intestinal para plantar cara a algunas enfermedades mentales? O ¿puede ser dicha fauna la causante de algunas de dichas enfermedades?


Ismael Pérez Fernández.