miércoles, mayo 04, 2011

El mapa más completo del Universo en 3D

Hace tres años desde el Sloan Digital Sky Survey III se puso en marcha un proyecto para cartografiar el Universo. La intención era incluir en dicho mapa las galaxias más lejanas, aquellas que se encontraban entre 6000 y 8000 millones de años luz de nosotros. También tenían la intención de cartografiar la posición de nubes de hidrógeno intergalácticas que se encuentran a distancias tan escalofriantemente grandes como 11000 millones de años luz. El pasado lunes se presento este mapa desde el Sloan III.

Más allá de estas nubes de hidrógeno se encuentran los poderosos quasars. En el interior de cada quasar se encuentra un agujero negro que es el responsable de hacer que el brillo del quasar sea tan intenso como para ser detectado desde la Tierra. Durante la travesía la luz de estos gigantes cósmicos atraviesa nubes de hidrógeno. Estas de todos las longitud de ondas que forman esa luz (lo que viene siendo los colores) solo absorben algunas en particular. Esta especie de huella dactilar que se puede observar en la luz proveniente de los quasares se conoce con el nombre de "el bosque Lyman-alpha" (Lyman-alpha forest).

Observar objetos a 11000 millones de años luz es ver como era el Universo hace 11000 millones de años, es decir, la época durante la cual se empezaban a formar los primeros cúmulos de galaxias o lo que es lo mismo, cuando se estaba formando la estructura a gran escala del Universo. Esto nos permite ver como ha ido cambiando la estructura a gran escala y nos permitirá ver como le ha afectado la enigmática energía oscura a dichas estructuras.

El trabajo no ha acabado aquí. Estos resultados que se presentaron el pasado día uno de Mayo en la reunión de la American Physical Society, palidecerán ante los que se tiene la intención de presentar en el año 2014, con los datos que se recojan hasta entonces se podrá hacer un mapa diez veces más grande que el actual. El Universo es un sitio realmente grande, tan grande que a veces sobrecoge.

Ismael Pérez Fernández.

Los monos rhesus también recuerdan

No sólo los humanos podemos recordar, también los monos parecen hacerlo, además de forma muy similar a como lo hacemos nosotros. Este nuevo hallazgo es de vital importancia para el estudio de la evolución de la memoria y de otras capacidades cognoscitivas.

La semana pasada salía publicado el artículo Monkeys Recall and Reproduce Simple Shapes from Memory en la revista Current Biology, que ha sido realizado por psicólogos de la Universidad Emory y del Yerkes National Primate Research Center.

La memoria al menos intervienen en dos procesos con los que estamos familiarizados, estos son, el acto de recordar y el de reconocer. El acto de recordar consiste en recuperar información sobre algo que en ese momento no esta presente. Por otro lado reconocer consiste en identificar algo que ya se había visto (u oído, o leído...) con anterioridad. Este estudio se ha realizado sobre la capacidad de recordar, no sobre la de reconocer.

Los sujetos del estudio han sido monos de la especie Macaca mulatta conocidos comúnmente como macacos Rhesus. Hasta ahora se había conseguido probar la facultad de reconocer objetos de monos y otros animales, pero a la hora de intentar detectar su capacidad de recordar siempre nos encontrábamos con la barrera del lenguaje ¿cómo saber que lo está recordando algo si no nos lo puede comunicar? En en este estudio han conseguido superar la barrera del lenguaje.

Los investigadores han desarrollado una pantalla táctil donde los monos podían reproducir la forma que acababan de ver. Los investigadores han tenido que enseñar a los monos mediante ensayo y error, a que dibujara lo que acababan de ver, evidentemente esto se consigue premiando al mono con cada acierto, en este caso una pieza de comida.

Lo que han encontrado es que los Macaca mulatta son capaces de recodar. Los humanos somos capaces de recordar formas más complejas y durante mucho más tiempo, pero para formas sencillas el estudio demuestra que los rhesus tienen una capacidad que recuerda a la de los humanos. El estudio al realizarse con animales que carecen de lenguaje también pone de manifiesto que la capacidad de recordar no depende del mismo.

Otra prueba más de que estamos emparentados con los primates, no sólo compartimos gran parte de nuestro ADN sino que además capacidades tan importante como la de recordar se muestra ciertamente similar en determinadas circunstancias.

Image credits: Photograph by Shane Moore/Animals Animals—Earth Scenes. National Geographic


Isdmael Pérez Fernández