martes, septiembre 23, 2008

LA CAMPAÑA AFGANA

Otra buena novela de Steven Pressfield. Ambientada en la que pudo ser la más difícil y dura campaña de Alejandro Magno en la zona que hoy conocemos como Afganistán. Que en aquella época iba desde la ciudad de Artacona hasta la de Bactra, lo que incluía las regiones de Patia Aria, Drangiana y Bactria más o menos. En esta ocasión a diferencia de la novela “Puertas de Fuego” del mismo autor, no existe el heroísmo casi mítico de los protagonistas sino más bien la dureza y salvajismo de una guerra diferente a las que había librado hasta entonces el ejercito macedonio. La dura resistencia de las gentes, así como sus métodos de llevarla acabo, causaba graves daños en las filas macedonias y parecía imposibilitar la dominación y pacificación de la zona. Las acciones que llevan acabo el ejercito macedonio para contrarrestar esa resistencia son técnicas para infligir terror basadas en un salvajismo inaudito.

Pressfield vuelve a relatar de forma magistral desde el punto de vista del soldado de a pie una campaña en la que nadie encontraba ese heroísmo mítico que iba a buscar, se encontraban con una situación en la que se veían obligados a actuar como salvajes. Llevando a los propios protagonistas a reflexionar sobre si son soldados o bárbaros, ¿en qué se diferencian del enemigo?
Otro punto magistralmente llevado por Pressfield es la diferencia cultural entre los invasores y los invadidos. A través de relaciones personales de los protagonistas con mujeres de las distintas tribus locales, Pressfield nos presenta lo difícil que les resulta a todos comprenderse entre si debido a sus diferentes costumbres y creencias. No deja de ser paradójico que dentro de tanta barbarie quedara sitio al mismo tiempo para algo de humanidad.

Recomendable novela, que nos relata de forma altamente creíble como pudo ser la vida de algunos de esos soldados del ejercito macedonio.

La dureza y dificultad de la campaña militar parece estar más allá de toda duda. Según sabemos, Alejandro se vio obligado a dejar en aquellas tierras por lo menos 10000 soldados de infantería y 3500 de caballería lo que suponía ni más ni menos que un quinto de su ejercito, para poder proseguir hacia la India con cierta garantía de que la región no se sublevara.

Ismael Pérez Fernández.