viernes, abril 20, 2007

El tren, el horóscopo, The Blind Watchmaker y la cultura científica.

Tengo por costumbre (probablemente llega a ser un vicio) leer siempre que puedo, de hecho, es una de las causas por las que al trabajo voy en transporte público, para poder aprovechar el tiempo del viaje leyendo. Ayer, cuando regresaba, hice como siempre; me subí en el tren, me puse cómodo (vamos que me senté, porque muy cómodo no te puedes poner) y me dispuse a seguir la lectura de “The Blind Watchmaker” (de Richard Dawkins). Todo iba como siempre, hasta que en una parada sube un grupo de amigos que se sientan al lado mío. Una de las chicas quería un periódico (de los que se reparten gratuitamente) de forma insistente. Uno de sus amigos le pasa uno, a lo que ella le responde; ”No, ese no, que no trae horóscopo, quiero uno que tenga horóscopo” , y continua “¿no está por ahí el 20 minutos? Que ese sí tiene horóscopo”. Al final consigue el dichoso periódico con el horóscopo y procede a leer el suyo y el de sus acompañantes. Los horóscopos, como de costumbre, no decían nada en particular, apenas dos frases de carácter general que se le podían aplicar a cualquiera. Ninguno se percató de ello, incluso uno dijo “increíble, ha acertado lo de la impresora”, aquí ya empecé a pensar que en la comida me debían de haber echado algún tipo de alucinógeno, porque en la predicción no se decía nada de ninguna impresora. En pleno siglo XXI y la gente sigue teniendo creencias irracionales dignas del medievo. Claro que si en la educación no se enseña a la gente a desarrollar un pensamiento crítico, difícil lo tenemos para librarnos de supersticiones absurdas. Ya publicamos en “El escéptico digital” y por aquí un articulo sobre las falsas pretensiones de la astrología.