Tengo por costumbre (probablemente llega a ser un vicio) leer siempre que puedo, de hecho, es una de las causas por las que al trabajo voy en transporte público, para poder aprovechar el tiempo del viaje leyendo. Ayer, cuando regresaba, hice como siempre; me subí en el tren, me puse cómodo (vamos que me senté, porque muy cómodo no te puedes poner) y me dispuse a seguir la lectura de “The Blind Watchmaker” (de Richard Dawkins). Todo iba como siempre, hasta que en una parada sube un grupo de amigos que se sientan al lado mío. Una de las chicas quería un periódico (de los que se reparten gratuitamente) de forma insistente. Uno de sus amigos le pasa uno, a lo que ella le responde; ”No, ese no, que no trae horóscopo, quiero uno que tenga horóscopo” , y continua “¿no está por ahí el 20 minutos? Que ese sí tiene horóscopo”. Al final consigue el dichoso periódico con el horóscopo y procede a leer el suyo y el de sus acompañantes. Los horóscopos, como de costumbre, no decían nada en particular, apenas dos frases de carácter general que se le podían aplicar a cualquiera. Ninguno se percató de ello, incluso uno dijo “increíble, ha acertado lo de la impresora”, aquí ya empecé a pensar que en la comida me debían de haber echado algún tipo de alucinógeno, porque en la predicción no se decía nada de ninguna impresora. En pleno siglo XXI y la gente sigue teniendo creencias irracionales dignas del medievo. Claro que si en la educación no se enseña a la gente a desarrollar un pensamiento crítico, difícil lo tenemos para librarnos de supersticiones absurdas. Ya publicamos en “El escéptico digital” y por aquí un articulo sobre las falsas pretensiones de la astrología.
En fin, volví a meter la cabeza en mi libro y a seguir disfrutando de la capacidad de Dawkins para hablar de la evolución. Pero como el trayecto es muy largo y da para mucho, más adelante se sentó a mi lado una pareja de jóvenes, muy acaramelados y felices o al menos eso parecía. Nada, yo a lo mío con Dawkins “hablando” de la selección sexual. Al rato el chico le hace una pregunta a ella:
Chico: ¿Sabes quien es Darwin?
Chica: No, ¿ese quien es?
Chico: ¿No sabes quien es Darwin?
Chica: No, es que soy muy inculta.
Chico: Me he acordado por que he visto Dawkins (señalando mi libro) y como se parece a Darwin...
si la que está estudiando eres tú, fue el que dijo lo de los monos.
(En ese momento, estuve apunto de decirles, la evolución, Darwin habló de la evolución)
Chica: sí, ya lo sé, lo que pasa que me hago la tonta.
Chico: Charles Darwin
Chica: no se llamaba Charles, se llamaba Darwin
Chico: No, Darwin es el apellido.
Chica: que no, que es el nombre
(Y aquí, tal vez metiendome donde no me llaman intervine)
Yo: disculpad, pero Darwin, era el apellido.
Chico: lo ves, era Charles Darwin, el de los monos y todo eso
(Me dije, ahora si que no lo dejo pasar, pero antes de que pudiera abrir la boca... )
Chica: ya, ya lo sé, el de la genética.
De piedra me quede, sin poder articular palabra. ¿Pero que diablos están enseñando en los colegios? El padre de la genética fue Mendel, Darwin por desgracia no sabía nadad sobre la misma. En lo que tardé en recuperar el aturdimiento la simpática pareja ya se había levantado para bajarse del tren. Y allí me quede yo, con mi libro, sin poder seguir leyendo, dándole vueltas a lo que le pasa a esta sociedad. Rodeados de aparatos tecnológicos que son fruto del saber científico y la gente con una incultura científica sorprendente y creyendo en supersticiones antiquísimas. Explosiva mezcla la de las creencias irracionales y la incultura. ¿Cómo vamos a mejorar así la sociedad? Esto es realmente alarmante, la mezcla es realmente explosiva. Miremos, por ejemplo, al integrismo religioso, que puede ser una de las consecuencias de dicha mezcla. Si ya resulta difícil acertar a tomar decisiones correctas cuando se está informado y se usa el pensamiento crítico, ¿qué se puede conseguir con irracionalismo e incultura? Tenemos un problema, y es más grave de lo que solemos pensar.
En fin, volví a meter la cabeza en mi libro y a seguir disfrutando de la capacidad de Dawkins para hablar de la evolución. Pero como el trayecto es muy largo y da para mucho, más adelante se sentó a mi lado una pareja de jóvenes, muy acaramelados y felices o al menos eso parecía. Nada, yo a lo mío con Dawkins “hablando” de la selección sexual. Al rato el chico le hace una pregunta a ella:
Chico: ¿Sabes quien es Darwin?
Chica: No, ¿ese quien es?
Chico: ¿No sabes quien es Darwin?
Chica: No, es que soy muy inculta.
Chico: Me he acordado por que he visto Dawkins (señalando mi libro) y como se parece a Darwin...
si la que está estudiando eres tú, fue el que dijo lo de los monos.
(En ese momento, estuve apunto de decirles, la evolución, Darwin habló de la evolución)
Chica: sí, ya lo sé, lo que pasa que me hago la tonta.
Chico: Charles Darwin
Chica: no se llamaba Charles, se llamaba Darwin
Chico: No, Darwin es el apellido.
Chica: que no, que es el nombre
(Y aquí, tal vez metiendome donde no me llaman intervine)
Yo: disculpad, pero Darwin, era el apellido.
Chico: lo ves, era Charles Darwin, el de los monos y todo eso
(Me dije, ahora si que no lo dejo pasar, pero antes de que pudiera abrir la boca... )
Chica: ya, ya lo sé, el de la genética.
De piedra me quede, sin poder articular palabra. ¿Pero que diablos están enseñando en los colegios? El padre de la genética fue Mendel, Darwin por desgracia no sabía nadad sobre la misma. En lo que tardé en recuperar el aturdimiento la simpática pareja ya se había levantado para bajarse del tren. Y allí me quede yo, con mi libro, sin poder seguir leyendo, dándole vueltas a lo que le pasa a esta sociedad. Rodeados de aparatos tecnológicos que son fruto del saber científico y la gente con una incultura científica sorprendente y creyendo en supersticiones antiquísimas. Explosiva mezcla la de las creencias irracionales y la incultura. ¿Cómo vamos a mejorar así la sociedad? Esto es realmente alarmante, la mezcla es realmente explosiva. Miremos, por ejemplo, al integrismo religioso, que puede ser una de las consecuencias de dicha mezcla. Si ya resulta difícil acertar a tomar decisiones correctas cuando se está informado y se usa el pensamiento crítico, ¿qué se puede conseguir con irracionalismo e incultura? Tenemos un problema, y es más grave de lo que solemos pensar.
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