En Science, Astronomy y Physorg se hacen eco de la propuesta de dos investigadores, Ryan O'Leary y Abraham Loeb, pertenecientes al Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics en Cambridge, Massachussets. Han propuesto una nueva forma de comprobar si la formación de la Vía Láctea es debida a la fusión de galaxias.
Se está bastante seguro de que en los centros de las galaxias suelen estar habitados por agujeros negros. En el caso de nuestra galaxia, la Vía Láctea, se encontraron pruebas de que en su centro existe un agujero negro supermasivo. La nueva idea propuesta por Ryan O'Leary y Abraham Loeb consiste en plantear que la galaxia se ha ido haciendo más y más grande debido a que a lo largo de su historia ha ido engullendo galaxias pequeñas. Normalmente durante la fusión de dos galaxias sus respectivos agujeros negros acaban fusionándose lo cual provocaría una gran cantidad de radiación gravitatoria. Pero según el trabajo de estos investigadores esto no siempre tiene que ser así. Según su hipótesis, en algunas ocasiones el agujero negro perteneciente a la galaxia enana puede escapar del centro de su galaxia, pero la velocidad de dicho agujero negro no le permitiría escapar al abrazo gravitatorio de la galaxia grande. Así pues, si esto es lo que sucedió en el pasado de la Vía Láctea, deberían existir agujeros negros de entre 1.000 y 100.000 veces la masa del Sol vagabundeando por las afueras de la misma.
Evidentemente, surge un problema, ¿cómo encontrar dichos agujeros negros? Los agujeros negros no son visibles, por lo que sólo podemos detectarlos si interaccionan de alguna manera con materia, como por ejemplo cuando a su alrededor se forman un disco de acreción. Pero el agujero negro extraído de la galaxia enana no viajaría sólo durante su separación de la galaxia, las estrellas más cercanas al agujero negro habrían sido arrastradas dando como resultado un pequeño cúmulo de estrellas muy compacto, y el movimiento de las estrellas de dicho cúmulo estaría guiado por la influencia gravitatoria del agujero negro, dicho movimiento es el indicador de la presencia del agujero negro.
Encontrar este tipo de cúmulos sería la prueba necesaria para confirma la hipótesis de Ryan O'Leary y Abraham Loeb. O'Leary y Loeb están examinando los datos obtenidos con el Sloan Digital Sky Survey en busca de posibles candidatos. La caza de agujeros negros, ha comenzado.
Ismael Pérez Fernández.
Se está bastante seguro de que en los centros de las galaxias suelen estar habitados por agujeros negros. En el caso de nuestra galaxia, la Vía Láctea, se encontraron pruebas de que en su centro existe un agujero negro supermasivo. La nueva idea propuesta por Ryan O'Leary y Abraham Loeb consiste en plantear que la galaxia se ha ido haciendo más y más grande debido a que a lo largo de su historia ha ido engullendo galaxias pequeñas. Normalmente durante la fusión de dos galaxias sus respectivos agujeros negros acaban fusionándose lo cual provocaría una gran cantidad de radiación gravitatoria. Pero según el trabajo de estos investigadores esto no siempre tiene que ser así. Según su hipótesis, en algunas ocasiones el agujero negro perteneciente a la galaxia enana puede escapar del centro de su galaxia, pero la velocidad de dicho agujero negro no le permitiría escapar al abrazo gravitatorio de la galaxia grande. Así pues, si esto es lo que sucedió en el pasado de la Vía Láctea, deberían existir agujeros negros de entre 1.000 y 100.000 veces la masa del Sol vagabundeando por las afueras de la misma.
Evidentemente, surge un problema, ¿cómo encontrar dichos agujeros negros? Los agujeros negros no son visibles, por lo que sólo podemos detectarlos si interaccionan de alguna manera con materia, como por ejemplo cuando a su alrededor se forman un disco de acreción. Pero el agujero negro extraído de la galaxia enana no viajaría sólo durante su separación de la galaxia, las estrellas más cercanas al agujero negro habrían sido arrastradas dando como resultado un pequeño cúmulo de estrellas muy compacto, y el movimiento de las estrellas de dicho cúmulo estaría guiado por la influencia gravitatoria del agujero negro, dicho movimiento es el indicador de la presencia del agujero negro.
Encontrar este tipo de cúmulos sería la prueba necesaria para confirma la hipótesis de Ryan O'Leary y Abraham Loeb. O'Leary y Loeb están examinando los datos obtenidos con el Sloan Digital Sky Survey en busca de posibles candidatos. La caza de agujeros negros, ha comenzado.
Ismael Pérez Fernández.
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