Los investigadores Juan Belmonte del Instituto Astrofísico de Canarias, y el egipcio Mosalam Shaltout del Observatorio de El Cairo, han realizado un estudio sobre la influencia de las estrellas y eventos astronómicos en la orientación de los templos del antiguo Egipto.
El estudio que ha sido publicado en Advances in Space Research, llega a la conclusión de que en la orientación de dichos templos, sí se tuvo en cuenta distintos fenómenos astronómicos. Para llegar a dicha conclusión han medido la orientación de más de 330 templos en el Valle, el Delta y los Oasis, incluyendo los templos asociados a las grandes pirámides.
El estudio corrobora que la referencia principal a la hora de construir los templos era el curso del río Nilo, pero añade pruebas sobre la influencia de las estrellas.
La referencia del Nilo en la construcción de los templos es clara, por ejemplo, en la orilla Este, sobre la que sale el Sol, están todos los templos construidos con fines religiosos, en cambio, en la orilla Oeste, por la que se pone el Sol, todos los templos construidos son con fines funerarios, es en esta orilla donde podemos encontrar el famoso Valle de los Reyes, donde hasta la fecha se han encontrado 65 tumbas, la mayoría de ellas usadas para enterrar a los faraones, como la famosa KV54, descubierta el 21 de diciembre de 1907 por Edward R. Ayrton, que fue la tumba del faraón Tutankamon, faraón muy famoso en la actualidad debido a que su tumba se encontró intacta, pero que realmente en su época fue un faraón de poca importancia.
El templo religioso más grande es el de Karnak, que actualmente se encuentra en la ciudad de Luxor. Según han mostrado Belmonte y Shaltout el día del solsticio de invierno, los rayos del Sol entran directamente en el santuario principal del templo. Esta alineación era más precisa hace 4000 años que ahora. Este tipo de alineación, según señalan en su estudio, era bastante común en los templos y podría ser un reflejo de la importancia del culto al Sol en la antigua sociedad egipcia. La fecha del solsticio de invierno no sólo fue importante para la cultura egipcia sino que también es característica de otras culturas, ya que se creía que el Sol nacía ese día. No obstante, para los egipcios esa fecha probablemente tenía una importancia práctica, ya que es algo anterior a la crecida anual que experimenta el Nilo, hecho éste de vital importancia para la economía del país ya que su agricultura dependía de dicha crecida.
Belmonte había estudiado con anterioridad como se pudieron alinear con tanta precisión, hacia los cuatro puntos cardinales, las pirámides de la meseta de Giza. En 2001, publicó su hipótesis en el suplemento Archaeoastronomy de la revista Journal for the History of Astronomy.
Belmonte proponía que la orientación de las pirámides, se había realizado usando como referencia las estrellas Phecda y Megrez, pertenecientes a la constelación de la Pierna de Toro, una de las más importantes de los antiguos egipcios. Para nosotros hoy en día forman parte de la constelación de la Osa Mayor. La prolongación de la línea de unión entre estas dos estrellas apuntaba hacia la estrella Thuban, que en aquella época realizaba el papel que para nosotros juega actualmente la estrella Polar, es decir, marcaba el norte geográfico.
Pero no todo lo relacionado con las estrellas y las pirámides es cierto. Existe la creencia popular de que las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos representan el cinturón de la constelación de Orión. Esta idea se la debemos al ingeniero Robert Bauval y al periodista de lo esotérico Graham Hancock. En principio parece plausible, se sabe que la constelación de Orión en el antiguo Egipto representaba a Osiris, divinidad cuya personificación era el faraón. Pero que algo suene plausible no implica que sea cierto. Una mirada más meticulosa nos muestra lo erróneo de esta creencia. Si realizamos la proyección de las pirámides al cielo obtendremos que las tres pirámides de Giza no coinciden con la posición de las estrellas del cinturón de Orión, para que esto suceda es necesario invertir el eje norte-sur, o bien en el cinturón de Orión, o bien en la meseta de Giza. Pero aunque la proyección coincidiese, ¿cómo explicar que no coincida la pirámide más grande con la estrella más brillante del cinturón de Orión? En efecto, de las tres estrellas que forman el cinturón de Orión, a saber, Almitak, Alnilam y Mintaka la más brillante de las tres es Alnilam que es la que se encuentra justo en el centro del cinturón, mientras que la pirámide más grande del complejo de Giza es la pirámide de Keops que es la situada más al norte de las tres. Y ¿por qué iban a representar sólo el cinturón y no la constelación entera? Sería mucho más lógico representarla entera, no nos olvidemos que la constelación de Orión para ellos es Osiris y su faraón era la personificación de ese dios.
Las pirámides de Giza no representan el cinturón de Orión, si los antiguos egipcios querían representarlo ¿por qué iban hacerlo mal? Conociendo la exactitud y meticulosidad con las que se realizaron las pirámides, o la sorprendente precisión con la que construyeron el templo de Karnak para que en el solsticio de invierno los rayos del Sol entraran directamente en su santuario, no tiene sentido suponer que fueran a cometer unos errores tan grandes como los mencionados. La hipótesis de la representación del cinturón de Orión por el conjunto de las pirámides de Giza, es una hipótesis errónea, convertida en creencia popular.
Ismael Pérez Fernández.
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