La lucha por la supervivencia no es algo nuevo, los cazadores y las presas están en una continua carrera armamentística para ser mejor cazador o una presa mucho más difícil de cazar. Esta lucha armamentística ha sido uno de los factores que empuja la evolución. Conocer el entorno de un determinado animal, es decir, no sólo el medio en el que habita sino sus hábitos alimenticios, conocer como compite por ser el mejor cazador o la presa más difícil nos ayuda a entender las presiones que ejerce la selección natural sobre dicho organismo.
¿Cómo podemos conocer esas condiciones en organismos que existieron hace millones de años? Lo cierto es que no es fácil. Rara vez el registro fósil nos permite conocer esos detalles de la vida de esos animales que poblaron la Tierra hace millones de años. Por fortuna, de vez en cuando nos encontramos con alguna que otra sorpresa. Y eso es precisamente lo que le sucedió a Giovanni Bianucci el cual se hallaba estudiando un fósil de Astadelphis gastaldii un delfín ya extinto de la época del Plioceno. En él, encontró marcas de dentelladas en las costillas y las vértebras, Bianucci tenía a la presa ¿pero quién había sido el cazador? Bianucci comenzó casi una labor detectivesca para averiguarlo. Tras examinar las marcas quedaba claro que su forma indicaban claramente que el atacante había sido un tiburón. Pero para averiguar a que especie de tiburón pertenecía el atacante se necesitaba a un experto.
Bianucci recurrió a Walter Landini experto en fósiles de tiburón. Landini observó que las marcas de los dientes en las costillas eran lisas, es decir, los dientes de ese tiburón no estaban serrados. A continuación realizaron muestras de marcas de dientes de los posibles candidatos, encontrando así cual encajaba con el patrón observado en el fósil del delfín, el resultado es Cosmopolitodus hastalis un antepasado del poderos tiburón blanco que conocemos nosotros. El hallazgo ha sido publicado en la revista Palaeontology y lleva por título: "Killing in the Pliocene: shark attack on a dolphin from Italy".
A partir de la mordedura han podido inferir que el tamaño del tiburón que realizo el ataque es de unos 4 metros. Examinando el fósil detenidamente, Bianucci ha conseguido reconstruir como fue el ataque del tiburón. Las marcas de las costillas son las más profundas y claras, por lo que el ataque del tiburón probablemente se produjo desde abajo y directo al abdomen, el daño que debió causar el ataque fue considerable, por ejemplo, en dicha zona el delfín tiene numeroso vasos sanguíneos por lo que la perdida de sangre por parte del delfín sería letal, una vez que el delfín estaba muerto o al menos inconsciente giro sobre su espalda y el tiburón asesto su segunda dentellada, de hay las marcas en las vértebras.
Hallazgos como estos arrogan mucha luz sobre la dieta y el comportamiento alimenticio de estos tiburones. Los dientes de tiburones son unos de los fósiles más abundantes, pero inferir a partir de ellos cual era la dieta o su comportamiento es altamente difícil, por eso encontrar fósiles como el hallado por Bianucci, ayudan a comprender y conocer mejor como se alimentaban y cual era parte de su comportamiento.
Ismael Pérez Fernández.
Madre mía que interesante, me ha hecho volar la imaginación. Es impresionante que a partir de unos rasguños en un fósil se llegue a reconstruír un ataque producido hace millones años, es formidable.
ResponderEliminarMuy interesante, ésta entrada. Me ha gustado mucho, tu exposición. Saludos.
ResponderEliminarMe alegro que os haya gustado la entrada
ResponderEliminarQuiero felicitarte por este gran blog, la verdad llegué a este por casualidad, pero he leído un par de artículos y me han parecido muy interesantes, espero sigas así.
ResponderEliminarUn saludo.