Una característica de las galaxias espirales es la acumulación de estrellas que tienen en su centro que normalmente tiene forma más o menos esférica. A esa estructura es a lo que se conoce con el nombre de bulbo. El modelo más aceptado para explicar su formación es que las galaxias espirales se han formado por el choque y fusión de galaxias más pequeñas, la consecuencia de estos choques es que con el paso del tiempo en las galaxias de tipo espiral acaba por aparecer ese bulbo central.
En el European Southern Observatory (ESO) acaban de publicar la imagen de la preciosa galaxia NGC 3621, la cual como se explica en la propia nota de prensa del ESO, tiene un disco muy, muy plano y carece de bulbo, lo cual hace pensar en que no ha pasado por ese proceso de colisiones galácticas. Según parece la existencia de galaxias como NGC 3621, es decir, de espirales sin bulbo, no es precisamente escasa sino más bien común. Este tipo de galaxias evidentemente es un desafío al modelo de la formación de galaxias espirales mediante colisiones galácticas.
Image Credit:ESO
Ismael Pérez Fernández.
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