Tercera y última parte de un artículo publicado originalmente en cienciteca.com Pueden leer las partes I y II, aquí y aquí.
OVNIS, HUMANOIDES Y LA PREGUNTA DE FERMI
OVNI son las siglas de objeto volador no identificado. Sin embargo normalmente cuando alguien utilizan esta termino lo que quiere decir es nave espacial extraterrestre, esto es un error ya que mientras los OVNI si existen, lo de las naves extraterrestres que visitan la Tierra como si fuera una especie de paraíso galáctico está por demostrar.
Normalmente los defensores de que los OVNI son naves extraterrestres suelen usar el argumento de la conspiración, es decir, los extraterrestres han llegado a nuestro planeta y han pactado con los gobiernos del mundo para ocultar su presencia. Lo curioso es que esta gente no sólo conoce dicho secreto, sino que da todo lujo de detalles. La pregunta es obvia ¿cómo conocen ellos dicho secreto? Aunque si pensamos un poco más, surgen todavía más contradicciones. Los extraterrestres viajan miles de años luz para llegar a la Tierra y una vez aquí pactan con los gobiernos para ocultar su presencia. Pero luego, por la noche, salen a pasearse en sus flamantes naves con todas las luces encendidas, pues vaya forma de ocultar su presencia.
Otro argumento que esgrimen los defensores de las visitas extraterrestres es, por así decirlo, el de la ignorancia. Que más o menos es como sigue: Ven algo en el cielo, se preguntan qué es y como no son capaces de explicar qué es lo que están viendo, concluyen que debe de ser una nave extraterrestre. Aquí recomiendo un poco de humildad. Si hay algo que no sabemos explicar debemos admitir que no sabemos lo que es. Pero que no sepamos explicar algo no implica que tenga que ser de origen extraterrestre. De todos modos la mayoría de los avistamientos han sido explicados sin necesidad de recurrir a la hipótesis extraterrestre. Y es a ese reducto de casos sin explicar a lo que se agarran como un clavo ardiendo, pero como ya he dicho esto es un salto cualitativo totalmente injustificado. Pondré una analogía. Imaginen que tenemos una bolsa que contiene 200 bolas, entonces usted empieza a extraer bolas de la bolsa y observa que todas son de color rojo. Continúa hasta que ha extraído 180 bolas de la bolsa. Por lo que en el interior quedan 20 bolas, bien, ahora supongamos que usted esta obligado a apostar sobre el color de las bolas que quedan en el interior de la bolsa, antes de apostar miramos a las 180 bolas que hemos extraído y vemos que son todas rojas. Yo no sé usted, pero me parece que lo más sensato será apostar a que las bolas que quedan en la bolsa son rojas. Llegados a este punto cambiemos “bolas en la bolsa” por “avistamientos de OVNI”, y bolas rojas por “casos explicados” y observaremos que nuestra apuesta final es que los casos que quedan son explicables.
Hay gente que afirma que ha estado en contacto con seres de otros mundos. Cuando describen a dichos seres nos percatamos de que son muy parecidos a los seres humanos, excesivamente parecidos. Esto debería ponernos en guardia para no creer que lo que nos están contando se corresponda con lo que realmente ocurrió. Puede que no supieran interpretar lo que vieron, o tal vez tuvieron una alucinación, o simplemente nos estén gastando una broma, o puede que nos estén mintiendo.
La vida en la Tierra ha evolucionado a lo largo de miles de millones de años para dar lugar a las diversas formas de vida que habitan el planeta. El proceso evolutivo contado de forma resumida es como sigue (que me perdonen los biólogos por reducir la evolución a un mero párrafo):
Un organismo sufre una mutación, la cual se produce al azar, si dicha mutación es buena para el organismo, es decir, si permite que el organismo se adapte mejor a su entorno este podrá dejar más descendencia que el resto de su especie, y por lo tanto sus genes se propagarán más que los del resto. Pero si la mutación es perjudicial (lo cual es lo más probable) para el organismo, éste perecerá antes de dejar descendencia o dejará muy poca y de este modo sus genes irán desapareciendo de la población.
Como podemos observar, nuestra morfología se debe a mutaciones al azar y a la selección impuesta por el medio ambiente que nos rodea. Si aquí en la Tierra cambios climáticos de unas zonas a otras han creado seres tan distintos como las ballenas y las águilas, o como un pino y una hormiga, ¿cómo podemos esperar que seres de otros mundos se parezcan a nosotros? De existir dichos seres serán completamente distintos a nosotros.
Aunque nos pese no tenemos ninguna prueba fehaciente de que seres extraterrestres nos hayan visitado. Así pues podemos plantearnos la pregunta que hizo el físico Enrico Fermi: ¿por qué no han venido? La respuesta más inmediata que se nos puede ocurrir es obvia, no han venido porque no existen dichos seres, pero hay otras posibles respuestas. Tal vez exista algún impedimento que hace irrealizable los viajes entre las estrellas, o tal vez otras civilizaciones no tengan curiosidad por ir a otros mundos, o tal vez nosotros seamos la primera civilización tecnológica. Y aunque existieran otras civilizaciones ¿por qué van a venir aquí? En fin, en la galaxia de la Vía Láctea, es decir nuestra galaxia, existen aproximadamente 100 mil millones de estrellas. Me parece un tanto egocéntrico y chauvinista el pensar que de entre todas esas estrellas van a venir precisamente a la nuestra. Si nosotros pudiéramos viajar a las estrellas ¿a cual iríamos? Obviando las distancias, todas parecerían igual de buenas como destinos.
Normalmente a los que dudamos que las visitas extraterrestres se han producido se nos suele acusar de no tener la mente abierta. Hay que estar abierto a esas posibilidades, pero hay que aceptarlas a medida que obtenemos evidencias a su favor. ¿Dónde están dichas evidencias? Lo que se nos pide no es esto, sino que lo creamos por el mero hecho de que hay gente que lo cree. Esto no es tener la mente abierta, yo diría, que más bien, es dejar que se nos caiga el cerebro.
Ismael Pérez Fernández.
-VÁZQUEZ ABELEDO, Manuel y MARTÍN GUERRERO DE ESCALANTE, Eduardo. La búsqueda de vida extraterrestre. Madrid: McGraw Hill, 2006.
- GALADÍ-ENRÍQUEZ, David y GUTÍERREZ CABELLO, JordI. Astronomía general. Barcelona: Omega, 2001.
- PÉREZ OCA, Miguel Ángel. Giordano Bruno. El loco de las estrellas. Equipo Sirius.
- SABADELL, Miguel Ángel. El hombre que calumnio a los monos. Y otras curiosidades de la ciencia. Acento.
- RUIZ DE GOPEGUI, Luis. Mensajeros Cósmicos. Ciencia y enigma de los extraterrestres. McGraw Hill.
- http://setiathome.ssl.berkley.edu
Normalmente los defensores de que los OVNI son naves extraterrestres suelen usar el argumento de la conspiración, es decir, los extraterrestres han llegado a nuestro planeta y han pactado con los gobiernos del mundo para ocultar su presencia. Lo curioso es que esta gente no sólo conoce dicho secreto, sino que da todo lujo de detalles. La pregunta es obvia ¿cómo conocen ellos dicho secreto? Aunque si pensamos un poco más, surgen todavía más contradicciones. Los extraterrestres viajan miles de años luz para llegar a la Tierra y una vez aquí pactan con los gobiernos para ocultar su presencia. Pero luego, por la noche, salen a pasearse en sus flamantes naves con todas las luces encendidas, pues vaya forma de ocultar su presencia.
Otro argumento que esgrimen los defensores de las visitas extraterrestres es, por así decirlo, el de la ignorancia. Que más o menos es como sigue: Ven algo en el cielo, se preguntan qué es y como no son capaces de explicar qué es lo que están viendo, concluyen que debe de ser una nave extraterrestre. Aquí recomiendo un poco de humildad. Si hay algo que no sabemos explicar debemos admitir que no sabemos lo que es. Pero que no sepamos explicar algo no implica que tenga que ser de origen extraterrestre. De todos modos la mayoría de los avistamientos han sido explicados sin necesidad de recurrir a la hipótesis extraterrestre. Y es a ese reducto de casos sin explicar a lo que se agarran como un clavo ardiendo, pero como ya he dicho esto es un salto cualitativo totalmente injustificado. Pondré una analogía. Imaginen que tenemos una bolsa que contiene 200 bolas, entonces usted empieza a extraer bolas de la bolsa y observa que todas son de color rojo. Continúa hasta que ha extraído 180 bolas de la bolsa. Por lo que en el interior quedan 20 bolas, bien, ahora supongamos que usted esta obligado a apostar sobre el color de las bolas que quedan en el interior de la bolsa, antes de apostar miramos a las 180 bolas que hemos extraído y vemos que son todas rojas. Yo no sé usted, pero me parece que lo más sensato será apostar a que las bolas que quedan en la bolsa son rojas. Llegados a este punto cambiemos “bolas en la bolsa” por “avistamientos de OVNI”, y bolas rojas por “casos explicados” y observaremos que nuestra apuesta final es que los casos que quedan son explicables.
Hay gente que afirma que ha estado en contacto con seres de otros mundos. Cuando describen a dichos seres nos percatamos de que son muy parecidos a los seres humanos, excesivamente parecidos. Esto debería ponernos en guardia para no creer que lo que nos están contando se corresponda con lo que realmente ocurrió. Puede que no supieran interpretar lo que vieron, o tal vez tuvieron una alucinación, o simplemente nos estén gastando una broma, o puede que nos estén mintiendo.
La vida en la Tierra ha evolucionado a lo largo de miles de millones de años para dar lugar a las diversas formas de vida que habitan el planeta. El proceso evolutivo contado de forma resumida es como sigue (que me perdonen los biólogos por reducir la evolución a un mero párrafo):
Un organismo sufre una mutación, la cual se produce al azar, si dicha mutación es buena para el organismo, es decir, si permite que el organismo se adapte mejor a su entorno este podrá dejar más descendencia que el resto de su especie, y por lo tanto sus genes se propagarán más que los del resto. Pero si la mutación es perjudicial (lo cual es lo más probable) para el organismo, éste perecerá antes de dejar descendencia o dejará muy poca y de este modo sus genes irán desapareciendo de la población.
Como podemos observar, nuestra morfología se debe a mutaciones al azar y a la selección impuesta por el medio ambiente que nos rodea. Si aquí en la Tierra cambios climáticos de unas zonas a otras han creado seres tan distintos como las ballenas y las águilas, o como un pino y una hormiga, ¿cómo podemos esperar que seres de otros mundos se parezcan a nosotros? De existir dichos seres serán completamente distintos a nosotros.
Aunque nos pese no tenemos ninguna prueba fehaciente de que seres extraterrestres nos hayan visitado. Así pues podemos plantearnos la pregunta que hizo el físico Enrico Fermi: ¿por qué no han venido? La respuesta más inmediata que se nos puede ocurrir es obvia, no han venido porque no existen dichos seres, pero hay otras posibles respuestas. Tal vez exista algún impedimento que hace irrealizable los viajes entre las estrellas, o tal vez otras civilizaciones no tengan curiosidad por ir a otros mundos, o tal vez nosotros seamos la primera civilización tecnológica. Y aunque existieran otras civilizaciones ¿por qué van a venir aquí? En fin, en la galaxia de la Vía Láctea, es decir nuestra galaxia, existen aproximadamente 100 mil millones de estrellas. Me parece un tanto egocéntrico y chauvinista el pensar que de entre todas esas estrellas van a venir precisamente a la nuestra. Si nosotros pudiéramos viajar a las estrellas ¿a cual iríamos? Obviando las distancias, todas parecerían igual de buenas como destinos.
Normalmente a los que dudamos que las visitas extraterrestres se han producido se nos suele acusar de no tener la mente abierta. Hay que estar abierto a esas posibilidades, pero hay que aceptarlas a medida que obtenemos evidencias a su favor. ¿Dónde están dichas evidencias? Lo que se nos pide no es esto, sino que lo creamos por el mero hecho de que hay gente que lo cree. Esto no es tener la mente abierta, yo diría, que más bien, es dejar que se nos caiga el cerebro.
Ismael Pérez Fernández.
-VÁZQUEZ ABELEDO, Manuel y MARTÍN GUERRERO DE ESCALANTE, Eduardo. La búsqueda de vida extraterrestre. Madrid: McGraw Hill, 2006.
- GALADÍ-ENRÍQUEZ, David y GUTÍERREZ CABELLO, JordI. Astronomía general. Barcelona: Omega, 2001.
- PÉREZ OCA, Miguel Ángel. Giordano Bruno. El loco de las estrellas. Equipo Sirius.
- SABADELL, Miguel Ángel. El hombre que calumnio a los monos. Y otras curiosidades de la ciencia. Acento.
- RUIZ DE GOPEGUI, Luis. Mensajeros Cósmicos. Ciencia y enigma de los extraterrestres. McGraw Hill.
- http://setiathome.ssl.berkley.edu
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