Los agujeros negros son los remanentes de estrellas muertas, estrellas tan masivas que al final de sus días, cuando colapsaron, generaron un campo gravitatorio tan intenso que ni la luz puede escapar de él. Los agujeros negros crecen según van engullendo el gas y el polvo que encuentran en sus alrededores, incluso pueden llegar a devorar estrellas como probablemente lo hacen los agujeros negros supermasivos que suelen habitar en el centro de las galaxias.
Pero el Universo no ha sido siempre así, en el Universo primitivo, cuando algunas de las primeras estrellas se convirtieron en agujeros negros, estos no tenían mucho que devorar, dichos agujeros negros fueron las semillas de los agujeros negros supermasivos ¿cómo crecieron dichos agujeros en sus primeras etapas? Esta es la pregunta que han intentado responder el grupo formado por los científicos Marcelo A. Alvarez, John H. Wise y Tom Abel, su artículo, Accretion onto the first Stellar-Mass Black Holes ha sido publicado en The Astrophysical Journal Letters. En él, explican que los primeros agujeros negros emitían mucha energía, la cual dispersaba el gas y el polvo, alejándolo del propio agujero negro, por lo que no podían “alimentarse”. Según han calculado los primeros agujeros negros crecieron a un ritmo del 1% en 200 millones de años.
Ismael Pérez Fernández.
Pero el Universo no ha sido siempre así, en el Universo primitivo, cuando algunas de las primeras estrellas se convirtieron en agujeros negros, estos no tenían mucho que devorar, dichos agujeros negros fueron las semillas de los agujeros negros supermasivos ¿cómo crecieron dichos agujeros en sus primeras etapas? Esta es la pregunta que han intentado responder el grupo formado por los científicos Marcelo A. Alvarez, John H. Wise y Tom Abel, su artículo, Accretion onto the first Stellar-Mass Black Holes ha sido publicado en The Astrophysical Journal Letters. En él, explican que los primeros agujeros negros emitían mucha energía, la cual dispersaba el gas y el polvo, alejándolo del propio agujero negro, por lo que no podían “alimentarse”. Según han calculado los primeros agujeros negros crecieron a un ritmo del 1% en 200 millones de años.
Ismael Pérez Fernández.
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