“Cartas a Eugenia” ha sido un regalo de la editorial Laetoli, y vaya regalo. El libro es del barón de Holbach, y es un canto a la razón y una crítica mordaz a la religión. Está escrito en forma de una colección de cartas dirigidas a una hipotética mujer acuciada por sus creencias religiosas.Holbach, ateo reconocido de la época de la ilustración, dirige su afilado bisturí hacia todos los aspectos de la religión y aunque se centra principalmente en le catolicismo, lo cierto es que mucho de lo que dice se puede aplicar a cualquier otra religión, sobre todo a las otras religiones “de libro” el islam y el judaísmo.
Holbach utiliza una técnica interesante a la hora de lanzar sus críticas contra la religión, a lo largo de casi todas las cartas sus críticas las hace desde una visión deísta. El deísmo consiste en creer que hay un Dios creador del Universo pero que después de la creación se retira y no presta más atención a lo que acontece en dicho Universo. El deísmo era apoyado por pensadores de la talla de Thomas Jefferson y Voltaire entre otros, pero no así por Holbach que era ateo. Holbach recurre al deísmo para acercar al destinatario de las cartas a sus posturas, para luego en las últimas cartas dar el salto hacia el ateísmo, una estrategia cuando menos interesante.
Ya lo he dicho en alguna que otra ocasión, pero no hay grandes diferencias entre lo que se ha dado en llamar “nuevo ateísmo” (de autores como Dawkins, Harris, Dennett...) y el ateísmo de toda la vida, la lectura de estas cartas lo demuestra a la perfección. La suerte de los “nuevos ateos” es que tienen mucho más conocimiento científico disponible que pueden usar en sus críticas.
Resumiendo, el libro es ameno, interesante y se lee con una facilidad sorprendente. La editorial Laetoli está demostrando con cada nuevo libro que publica que la lectura no sólo está para entretenerse sino que también está para pensar, como bien demuestra la colección “Los Ilustrados”, colección donde se enmarca este libro. Esperamos que sigan saliendo nuevos títulos de esta colección para tener algo con lo que alimentar la mente.
Ismael Pérez Fernández.


















"
escalas. Mientras que el tiburón tigre lo hace en escalas de 6 y 8 kilómetros, el tiburón rastrillo lo hace en escalas más pequeñas entre 400 y 1900 metros. En cambio el tiburón de punta negra no ha mostrado patrones de dicho movimiento. Tal vez parezca que no es una gran proeza, pero es porque no hemos pensado bien en ello. Los tiburones (tigre y rastrillo) no sólo saben lo que buscan sino que saben donde encontrarlo, además son capaces de ir directamente hacia dicho objetivo a distancias que van de los cientos de metros a varios kilómetros, si a esto le añadimos, que como es obvio, lo hacen bajo el agua y que la mayoría de dichos desplazamientos se dan por la noche (al menos en el caso del tiburón tigre) la proeza no es nada desdeñable. Como son capaces de realizar está proeza es algo que todavía no sabemos y que esperamos que futuras investigaciones nos desvelen.


