jueves, enero 06, 2011

A favor de Internet, Mosterín dixit

Recientemente hemos asistido al intento de aprobar la denominada ley Sinde. Siempre me ha dado la impresión que lo que realmente preocupa a los gobernantes y a los que pueden llegar a gobernar es la libertad que hay en Internet. En la red cualquiera puede abrir un blog y escribir lo que piensa ya sea un tratado magnífico sobre filosofía o la mayor tontería supina, ¿demasiada libertad para los gobernantes? Espero que no, pero la aparición de Wikileaks y todo lo que ha conllevado parece indicar que así es.

En España el intento de crear una herramienta administrativa para cerrar webs de descarga, por el momento ha hecho aguas, pero ya volverán a la carga, mientras tanto no han faltado artistas, creadores e intelectuales que se han echado las manos a la cabeza por el batacazo que se ha llevado la ley, claro que no todos piensan igual, vean lo que ha escrito el filósofo Jesús Mosterín, en el artículo A favor de Internet, recientemente publicado en El País:

...La clase política, acostumbrada desde siempre a mangonear y mantener en la penumbra sus manejos, ve con inquietud creciente la transparencia y libertad que Internet aporta...

...En España, dos asuntos relacionados con Internet han removido los ánimos en el año recién transcurrido: el canon digital y la llamada ley Sinde. El canon digital es un disparate jurídico: una multa que se impone a todos los compradores de un soporte con el que se podría delinquir, aunque no se delinca...

...Lo que necesitamos es un debate abierto, racional, sereno y sin prejuicios. Internet está aquí para quedarse, afortunadamente, pues es la mejor esperanza que tenemos de un mundo sin censuras, controles ni fronteras, donde cada ser humano tenga acceso a toda la cultura sin límites ni restricciones y decida libremente en cada momento qué hacer y cómo hacerlo y en qué lengua hacerlo y por qué ideas interesarse y con quién hablar y comerciar y ligar...


Pienso que hay que adaptar los derechos de autor a los tiempos que corren, no intentar detener el paso del tiempo que es lo que parecen querer algunos. Os recomiendo que leáis entero el artículo de Mosterín.

Ismael Pérez Fernández.