Por qué creemos en dios, esa es la cuestión que aborda J.Anderson Thomson en este pequeño libro. El tema es ciertamente interesante, más allá de si se cree en algún dios o no, existe el hecho de que mucha gente, a decir verdad, la inmensa mayoría de la población mundial, que cree en algún tipo de divinidad o divinidades, y esto es independiente de su cultura. ¿Cómo es esto así? ¿Por qué somos tan propensos a creer en entidades de las que no tenemos ninguna prueba o incluso pruebas en contra? En resumen ¿por qué somos religiosos? La respuestas a estas preguntas se encuentran en como funciona nuestro cerebro y su pasado evolutivo.
Anderson argumenta que la religión es un subproducto fruto de determinadas características nuestras. Estas características en su momento presentaban una ventaja adaptativa, razón por las cuales fueron seleccionas (vía la selección natural). Además de presentar las ventajas adaptativas pertinentes, estas características permitieron que nos convirtiéramos en seres capaces de tener religión. Veamos si puedo aclarar esto con la misma analogía que usa Anderson. Que a los humanos nos gusta el azúcar es algo obvio. Imaginad que retrocedemos a nuestros orígenes, el ingerir azúcar es algo primordial, pero claro está, por aquel entonces no hay pastelerías, dar con fuentes de azúcar no es algo tan fácil. Estar ansioso de azúcar y poder ingerirlo de golpe tenía una ventaja adaptativa, podías comer mucho azúcar cuando lo encontrabas permitiéndote acceder así a una cantidad de energía que posiblemente en los próximos días no ibas a tener a mano, así que cuanto más pudieras comer, mejor. Hoy en día esa adaptación es la que nos hace tener esa debilidad por los dulces, lo cual tiene, o puede tener, consecuencias para nuestra salud. Una adaptación que nos permitió sobrevivir, hoy en día puede acarrearnos algunos problemas. Para Anderson con la religión pasa algo parecido.
En este breve libro, Anderson nos explica los procesos psicológicos que además de dotarnos de adaptaciones para nuestra supervivencia, traen el subproducto de hacernos creer en los dioses.
El libro es breve, claro, conciso y con notas donde se pueden encontrar las pruebas en las que se basa. Me ha parecido una delicia de libro. En un breve espacio, Anderson nos explica algo tremendamente importante para conocernos y entendernos a nosotros mismo.