viernes, septiembre 16, 2011

La estrella que no debería existir

Descubro gracias a la web del European Southern Observatory (ESO) el trabajo de un grupo de astrónomos liderados por Elisabetta Caffau que apareció publicado en Nature a principios de mes. El trabajo lleva por título An extremely primitive star in the Galactic halo. En él nos hablan de una estrella primitiva, pero lo curioso es que esa estrella no debería estar ahí. Antes de conocer algo más de esa estrella debemos saber que son los metales (en términos astronómicos) y que es la metalicidad de una estrella, para ello vamos a tener que retroceder a los primeros instantes del Universo.

Empecemos por el término “metales”. En astronomía se llama metales a todos los elementos de la tabla periódica más pesados que el helio. El elemento más ligero es el hidrógeno el siguiente de mayor peso es el helio. Del siguiente elemento en adelante son metales siempre y cuando estemos hablando en un contexto astronómico. Ahora podemos preguntarnos ¿de dónde han salido todos los metales? La respuesta es, de las estrellas.

Al principio del Universo poco después de ese instante que hemos denominado Big-Bang se generaron los elementos más ligeros, es decir, hidrógeno, helio y una pequeñísima cantidad de litio. A partir de estos elementos se formaron las primeras estrellas. Como sabéis para que una estrella sea tal, en su núcleo se tiene que dar reacciones de fusión nuclear, o lo que es lo mismo, en el núcleo de la estrella el hidrógeno se une para formar helio, pero esto es solo una de las fases por las que pasan los núcleos de las estrellas, con el tiempo se van produciendo elementos más pesados, como el carbono el oxígeno, etc., es decir, los metales son un producto de la actividad de los núcleos de las estrellas.

Las estrellas no duran para siempre, y al final de sus días explotan en forma de novas o supernovas, esto conlleva que todos los metales que se han generado en su interior inunden el espacio interestelar. Con el tiempo, de los desechos de unas estrellas se van formando otras, que lógicamente ya no sólo tendrán hidrógeno, helio y litio sino que también contendrán metales dado que se han formado a partir de los restos de las explosiones de otras estrellas.

La metalicidad de una estrella no es más que la relación entre la masa total de los metales que contiene la estrella y la masa total de la estrella, normalmente se representa mediante la letra Z. Dado que las primeras estrellas no contenían metales, o si acaso alguna cantidad despreciable de litio, podemos decir que su metalicidad era cero, según pasa el tiempo, las estrellas nuevas van teniendo una mayor metalicidad, así que conociendo la metalicidad de una estrella podemos saber a que época pertenece, las de más lata metalicidad serán las más nuevas y la de menor metalicidad serán las más antiguas.

Ahora ya estamos en condiciones de hablar de SDSS J102915+172927, sí, este es el nombre poco romántico que tiene la estrella que ha estudiado el equipo de Elisabetta. La estrella se encuentra en la constelación de Leo, esto lo único que quiere decir es que si desde la Tierra miramos hacia la zona del cielo de la constelación de Leo, en esa zona es donde podemos encontrar a nuestra protagonista. Para ser exacto la estrella se encuentra en el halo de nuestra galaxia, es decir, está fuera del plano de la misma donde se encuentran los famosos brazos espirales. Aprovecho para recordar que nuestra galaxia, la Vía Láctea, tiene forma de espiral barrada.

La protagonista de esta historia es una estrella de una metalicidad muy baja, de hecho, solo se ha detectado que contiene algo de calcio, así que estamos ante una estrella muy antigua, es más, su metalicidad es tan baja que podemos estar ante una de las estrellas más viejas que hemos observado nunca. La otra sorpresa es que no contiene nada de litio, lo cual nos deja con una pregunta interesante ¿qué ha pasado en la estrella para que no contenga nada de litio?

Pero las incógnitas despertadas por la estrella de marras no acaban ahí. No solo tiene una baja metalicidad sino que además es una estrella de muy poca masa, demasiado poca. Según el conocimiento actual sobre la formación estelar, estrellas como estás no se podrían haber formado dado que las nubes de gas de las que proceden tenían que tener poca masa, tan poca que no deberían haber podido colapsar para dar lugar a la estrella. Resumiendo, según nuestro conocimiento actual SDSS J102915+172927 ¡no debería existir! Elisabetta Caffaulo expresa como sigue la sorpresa que ha sido el descubrimiento, las declaraciones se recogen en la web del ESO:

Es sorprendente haber encontrado por primera vez una estrella en esa zona prohibida, esto implica que tendremos que revisar algunos de los modelos de formación estelar.


Y así, una vez más, estamos ante un ejemplo de como avanza la ciencia. Vemos como nuevos trabajos encuentran fallos en nuestras teorías que nos obligan a reformularlas o en caso drástico a descartarlas. Algunos consideran que este continuo cambio pone en pie de igualdad todo, piensan que todas las idea son igual de validas, caen en un relativismo. Pero la realidad es que simplemente están confundiendo el carácter progresista de la ciencia con una supuesta incapacidad congénita de la misma para explicarnos el Universo.

Image SDSS J102915+172927 credit:ESO/Digitized Sky Survey 2

Ismael Pérez Fernández.