martes, noviembre 30, 2010

¿Necesitamos derecho de ateísmo? No, necesitamos bajar la religión de su pedestal

Ayer, en el diario Publico, aparecía un artículo de Miguel Ángel Quintanilla Fisac titulado Derecho de ateísmo, leedlo que no os va a llevar más de dos minutos. Estoy de acuerdo más o menos con lo que dice Miguel Ángel, excepto en el último párrafo donde afirma:


...y a que esta actitud intelectual [el ateísmo] y moral sea reconocida y respetada de la misma manera y con el mismo rango, al menos, que las creencias religiosas que el ateo no acepta por considerarlas irracionales, falsas o perniciosas.


¿Qué quiere decir con respetada? Uno de los problemas de la religión es que precisamente existe un tabú, según el cual no está bien visto el criticar las creencias religiosas de las personas. Y esto es en el mejor de los casos, porque no faltan países en los que el mero hecho de blasfemar es delito algo que además se está intentando extender a otros países.

Las ideas, religiosas o no, no están para ser respetadas sino para ser criticadas, el mero hecho de que una idea sea religiosa ya sea ésta teísta o atea, no debería significar que no puede ser criticada o incluso ridiculizada. Si se critica mi ateísmo podré defender mi postura mediante argumentos con mayor o menor éxito y si se hacen bromas sobre él mismo, pues pueden que me hagan gracia o no, ya se sabe que para gustos los colores, y quiero tener el derecho de así poder manifestarlo, pero lo que no voy a pedir es que no se puedan hacer bromas o críticas sobre el ateísmo. La opción no pasa por otorgar el mismo “estatus” a las ideas ateas que a las creencias religiosas sino que lo que hay que hacer es bajar del pedestal en el que se encuentran a las creencias religiosas, hay que enfrentarse a ese tabú social que pretende proteger a la religión, hay que oponerse a que la blasfemia sea delito, ya que la religión en cuanto conjunto de ideas y creencias no tienen nada de especial comparado con otras ideas y creencias, salvo su inverosimilitud.

Debemos esforzarnos en bajar la religión a la arena donde las ideas son analizadas críticamente, como el resto de ideas, ni más ni menos, es decir, hay que oponerse a aquellos que pretenden disminuir la libertad de expresión en nombre de la religión, lo que necesitamos es ampliar la libertad de expresión, necesitamos que sea posible criticar, blasfemar o hacer bromas sobre la religión sin que nadie demande que se nos cierre la boca del mismo modo que podemos hacerlo sobre el ateísmo, en resumen, lo que hace falta es más libertad de expresión no menos.

Ismael Pérez Fernández.

La Isla del Tesoro

Estamos ante un clásico de los clásicos, y la verdad es que después de leerlo se merece estar en esa lista. Al leer el libro se nota la antigüedad en la forma en la que está redactado, lo cual lo hace más atractivo ya que te sitúas en la época no sólo por las descripciones que hay en el relato sino que también por como está escrito.

La Isla del Tesoro, es un libro de aventuras, con buenos y malos, la búsqueda de un tesoro, aguerridos marineros y perversos piratas, con un intrépido joven como principal protagonista. Pero no nos equivoquemos que la trama no es sencilla de adivinar, vamos que no le resulta al lector previsible lo que va a pasar lo cual hace que la novela evite el aburrimiento. Eso sí, hay que tener en cuenta la antigüedad de la novela ya que la acción no es tan trepidante y rápida como lo puede ser en las novelas actuales.

Un libro para entretenerse y disfrutar. Os invito a que lo leáis y forméis parte de la tripulación de La Española y pongáis rumbo a la isla del tesoro.

Ismael Pérez Fernández.