martes, enero 12, 2010

Red y Libertad

Consideramos imprescindible la retirada de la disposición final primera de la Ley de Economía Sostenible por los siguientes motivos:

1. Viola los derechos constitucionales en los que se ha de basar un estado democrático en especial la presunción de inocencia, libertad de expresión, privacidad, inviolabilidad domiciliaria, tutela judicial efectiva, libertad de mercado, protección de consumidoras y consumidores, entre otros.

2. Genera para la Internet un estado de excepción en el cual la ciudadanía será tratada mediante procedimientos administrativos sumarísimos reservados por la Audiencia Nacional a narcotraficantes y terroristas.

3. Establece un procedimiento punitivo «a la carta» para casos en los que los tribunales ya han manifestado que no constituían delito, implicando incluso la necesidad de modificar al menos 4 leyes, una de ellas orgánica. Esto conlleva un cambio radical en el sistema jurídico y una fuente de inseguridad para el sector de las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación). Recordamos, en este sentido, que el intercambio de conocimiento y cultura en la red es un motor económico importante para salir de la crisis como se ha demostrado ampliamente.

4. Los mecanismos preventivos urgentes de los que dispone la ley y la judicatura son para proteger a toda ciudadanía frente a riesgos tan graves como los que afectan a la salud pública. El gobierno pretende utilizar estos mismos mecanismos de protección global para beneficiar intereses particulares frente a la ciudadanía. Además la normativa introducirá el concepto de «lucro indirecto», es decir: a mí me pueden cerrar el blog porque «promocionó» a uno que «promociona» a otro que vincula a un tercero que hace negocios presuntamente ilícitos.

5. Recordamos que la propiedad intelectual no es un derecho fundamental contrariamente a las declaraciones del Ministro de Justicia, Francisco Caamaño. Lo que es un derecho fundamental es el derecho a la producción literaria y artística.

6. De acuerdo con las declaraciones de la Ministra de Cultura, esta disposición se utilizará exclusivamente para cerrar 200 webs que presuntamente están atentando contra los derechos de autor. Entendemos que si éste es el objetivo de la disposición, no es necesaria, ya que con la legislación actual existen procedimientos que permiten actuar contra webs, incluso con medidas cautelares, cuando presuntamente se esté incumpliendo la legalidad. Por lo que no queda sino recelar de las verdaderas intenciones que la motivan ya que lo único que añade a la legislación actual es el hecho de dejar la ciudadanía en una situación de grave indefensión jurídica en el entorno digital.

7. Finalmente consideramos que la propuesta del gobierno no sólo es un despilfarro de recursos sino que será absolutamente ineficaz en sus presuntos propósitos y deja patente la absoluta incapacidad por parte del ejecutivo de entender los tiempos y motores de la Era Digital.

La disposición es una concesión más a la vieja industria del entretenimiento en detrimento de los derechos fundamentales de la ciudadanía en la era digital.

La ciudadanía no puede permitir de ninguna manera que sigan los intentos de vulnerar derechos fundamentales de las personas, sin la debida tutela judicial efectiva, para proteger derechos de menor rango como la propiedad intelectual. Dicha circunstancia ya fue aclarada con el dictado de inconstitucionalidad de la ley Corcuera (o «ley de la patada en la puerta»). El Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet, respaldado por más de 200.000 personas, ya avanzó la reacción y demandas de la ciudadanía antes la perspectiva inaceptable del gobierno.

Para impulsar un definitivo cambio de rumbo y coordinar una respuesta conjunta, el 9 de enero se ha constituido la Red SOStenible, una plataforma representativa de todos los sectores sociedad civil afectados. El objetivo es iniciar una ofensiva para garantizar una regulación del entorno digital que permita expresar todo el potencial de la Red y de la creación cultural respetando las libertades fundamentales.

En este sentido, reconocemos como referencia para el desarrollo de la era digital, la Carta para la innovación, la creatividad y el acceso al conocimiento, un documento de síntesis elaborado por más de cien expertos de 20 países que recoge los principios legales fundamentales que deben inspirar este nuevo horizonte.

En particular, consideramos que en estos momentos es especialmente urgentes la implementación por parte de gobiernos e instituciones competentes, de los siguientes aspectos recogidos en la Carta:

1. Los artistas como todos los trabajadores tienen que poder vivir de su trabajo (referencia punto 2 «Demandas legales», párrafo B. «Estímulo de la creatividad y la innovación», de la Carta);

2. La sociedad necesita para su desarrollo de una red abierta y libre (referencia punto 2 «Demandas legales», párrafo D, «Acceso a las infraestructuras tecnológicas», de la Carta);

3. El derecho a cita y el derecho a compartir tienen que ser potenciado y no limitado como fundamento de toda posibilidad de información y constitutivo de todo conocimiento (referencia punto 2 «Demandas legales», párrafo A, «Derechos en un contexto digital», de la Carta);

4. La ciudadanía debe poder disfrutar libremente de los derechos exclusivos de los bienes públicos que se pagan con su dinero, con el dinero publico (referencia punto 2 «Demandas legales», párrafo C, «Conocimiento común y dominio público», de la Carta);

5. Consideramos necesaria una reforma en profundidad del sistema de las entidades de gestión y la abolición del canon digital (referencia punto 2 «Demandas legales«, párrafo B, «Estímulo de la creatividad y la innovación», de la Carta).

Por todo ello hoy se inicia la campaña Internet no será otra tele y se llevarán a cabo diversas acciones ciudadanas durante todo el periodo de la presidencia española de la UE.

Consideramos particularmente importantes en el calendario de la presidencia de turno española el II Congreso de Economía de la Cultura (29 y 30 de marzo en Barcelona), Reunión Informal de ministros de Cultura (30 y 31 de marzo en Barcelona) y la reunión de ministros de Telecomunicaciones (18 a 20 de abril en Granada).

La Red tiene previsto reunirse con representantes nacionales e internacionales de partidos políticos, representantes de la cultura y delegaciones diplomáticas.

Firmado: Red SOStenible. La Red SOStenible somos todos. Si quieres adherirte a este texto, cópialo, bloguéalo, difúndelo.

El veneno de una ilusión (V). ¿Hay moral sin Dios?

Llegamos a la última parte de esta breve serie de artículos, ¿se necesita a Dios para ser personas morales? Se suele decir que la religión es necesaria para tener moral. Se puede encontrar distintas posturas, las cuales argumentan que se necesita de la fe en Dios para ser morales. Podemos clasificar dichas posturas dentro de tres clases:

a) Aquella que defienden que sin Dios: ¿por qué ser buenos con los demás? Es decir, si no hay Dios ¿para que ser morales? Esta postura es cuando menos preocupante, ya que aquellos que la sostienen, realmente están diciendo que sólo tienen un comportamiento moral (vamos, que no roban, matan, violan etc.) por temor al castigo divino. Esta gente no encuentra necesidad de tener un comportamiento moral hacia los demás por el mero hecho de estar tratando con seres humanos, sino porque temen el castigo que les espera de no hacerlo, siempre, claro está, según su fe. Esta postura es peligrosa ya que tiene todo el potencial para crear prejuicios sociales y discriminación. Si realmente se piensa eso, entonces todos aquellos que no creen en Dios ya sean ateos o agnósticos, e incluso creyentes en otros dioses, pueden ser vistos como personas inmorales. Es un claro ejemplo de la fe religiosa actuando como fuerza divisoria.

Los incluidos en el punto anterior, se distribuyen dentro de las dos siguientes clasificaciones. Pero no necesariamente todos los que se incluyan en ellas toman como fuente de moral la religión por temor al castigo sino que lo hacen porque ven a Dios como única fuente valida de moral, ¿cómo saber lo que es bueno o malo?¿cuál es la voluntad de Dios en estos temas? Aquí es donde entran los libros “sagrados”, y se nos presentan dos posibilidades:

b) La primera de ellas es la que toma de forma literal los libros “sagrados”, esto es, creen que dichos libros son la palabra de Dios. Esto les lleva por un lado a una concepción desastrosa del Universo, como es el caso de los creacionistas. Y en cuanto a la moral, se toma como bueno todo lo que se diga en los mismos. Si en su libro Dios dice que hay que matar infieles, ellos no tendrán ningún problema moral en hacerlo. Esta es la fuente en la que bebe la convicción de los terroristas suicidas del Islam.

c) Por otra parte, están los que defienden que los libros “sagrados” deben ser interpretados. Pienso que esta postura nace del continuo desgaste que el avance de la ciencia ha sometido a dichos libros. Según el conocimiento científico actual todas las afirmaciones que aparecen en dichos libros sobre el mundo son falsas. Así pues, quedan dos alternativas para el creyente: abandonar su fe en que dichos libros son la palabra de Dios, o poner más fe y creer que Dios se expresa de forma alegórica, y, por lo tanto, hay que interpretar los textos de dichos libros para saber qué es lo que Dios quería realmente decir. Algunas partes de los textos se toman de forma literal pero otras no. Por ejemplo, que Jesús era el hijo de Dios, no hay que interpretarlo de ninguna manera sino tomarlo de forma literal. Pero claro, surgen ciertas preguntas ¿cómo saben que parte hay que interpretar y cual no? Puesto que todo esto se acepta como actos de fe, ¿bajo que principio objetivo se puede decidir que parte hay que interpretar y cual no? Independientemente de la respuesta a esta pregunta lo cierto es que deben utilizar algunos principios éticos, (para nuestro propósito da lo mismo cuáles sean éstos) para decidir qué se debe aceptar de forma literal como parte de nuestra ética y qué debe ser primero interpretado. Lo cual nos lleva a una curiosa conclusión: su ética no proviene de los libros sagrados sino que es con la que evalúan lo expuesto en ellos. Creen que utilizan dichos libros como guía ética pero realmente no lo hacen se limitan a adaptarlos.

El tomar a Dios, o los libros que se supone son su palabra, como fundamento de la moral conlleva un impedimento para llevar a buen puerto los debates morales que nos veamos obligados a realizar. Por ejemplo, en el campo de la bioética, se suele debatir, sobre si es ético o no clonar embriones humanos. Desde la perspectiva de algunos creyentes esto no es permisible ¿por que? Porque un embrión ya es un ser humano ¿Por que? Porque Dios les ha insuflado alma. ¿Hay pruebas de que exista el alma? No ¿hay pruebas de que Dios insufle el alma? No ¿hay pruebas de la existencia de Dios? No, etc. Al partir de su fe, bloquean cualquier debate posible ya que, al ser fe, se supone que debe ser incuestionable y los argumentos no surtirán ningún efecto, impidiendo llegar así a un acuerdo.

La sociedad cambia a ritmos vertiginosos, no es legítimo que por las creencias de algunos debamos estar abocados a que los debates morales que surjan se queden sin resolver, o se deba aceptar la postura de otros por que se basa en la fe, o permanezcamos atrapados en debates sin fin por culpa de aquellos que se niegan a razonar sobre cualquier argumento que vaya en contra de su fe.

Por ultimo, siempre se puede plantear la cuestión que Sócrates esgrime en el Eutifrón(1): ¿las cosas las quiere Dios porque son buenas? ¿O son buenas porque lo quiere Dios? Sólo caben dos posibles alternativas, o bien las cosas las quiere Dios porque son buenas y en consecuencia la moral es algo ajeno y previo a él y, por lo tanto, él no es la fuente de la misma. O las cosas son buenas porque lo quiere Dios, entonces la moral es relativa a lo que quiera Dios, si éste decide que decapitar mujeres es bueno, entonces, debería ser éticamente aceptable. O se es un fundamentalista y se acepta la segunda opción o pocas opciones quedan salvo abandonar a Dios como principio para erigir nuestra ética.

(1) Sádaba , Javier. La Ética. Contada con sencillez. Madrid: Maeva Ediciones, 2004. p 124-125.