lunes, abril 13, 2009

¿Magisterios que no se superponen?

El principio de MANS (Magisterios que no se superponen) fue expuesto por el paleontólogo Stephen Jay Gould en su libro Ciencia versus Religión. Lo que Gould proponía es que entre ciencia y religión no debería haber ningún conflicto ya que sus campos de estudio son completamente distintos. Por un lado la ciencia se encarga de conocer la realidad física, los átomos, los planetas, las estrellas, los organismos, el clima etc. En cambio, el campo de la religión es el de la moral y la ética. La propuesta parece muy sensata, es evidente que gracias a la ciencia conocemos mejor cada vez como es el Universo, de la más pequeña de las partículas a la más recóndita de las galaxias, pero la ciencia en ningún momento nos dice si nuestros actos son buenos o malos, por ejemplo, se puede calcular cual es la energía necesaria para que una bala atraviese el cráneo de una persona, pero de las ecuaciones en ningún momento van a salir respuestas a preguntas tales como ¿debo hacerlo? ¿está bien que lo haga? Parece que el nuestro añorado Gould encontró la solución al conflicto entre ciencia y religión ¿o no?

Lo primero que cabe preguntarse es ¿es legitimo que cada una de estas disciplinas se encarguen de esos magisterios? En el caso de la ciencia parece que sí, a lo largo de la historia ha demostrado que funciona muy bien, es la mejor herramienta que tenemos para conocer el Universo. ¿Y la religión? ¿Es legitimo que se ocupe de la moral? Conociendo la cantidad de atrocidades que se han hecho y se hacen en nombre de la religión y por la religión, no está nada claro si es buena idea que la religión se ocupe de la moral. El principio de MANS siempre me ha parecido que desprecia de forma flagrante a la filosofía, la filosofía puede muy bien encargarse de la ética y la moral, de hecho sostengo que es preferible que ese magisterio recaiga en la filosofía a que lo haga en la religión, y es que colgar nuestra ética de dios o los dioses tienen sus problemas. La mejor forma de ver estos problemas es a través de la pregunta que hizo Socrates y que Platón recoge en el Eutifrón, la pregunta es la siguiente: ¿Dios quiere algo porque es bueno o es bueno porque las quiere Dios? Cuando tengan un rato piensen en las posibles respuestas a dicha pregunta y sus implicaciones.

El principio de MANS no ha sido respetado nunca por la religión, recientemente hemos tenido un par de ejemplos. El primer ejemplo han sido las declaraciones del Papa sobre la efectividad del preservativo en el contagio del sida, y el otra ha sido también una afirmación del Papa realizada este pasado domingo durante su mensaje y bendición 'Urbi el Orbe', en el cual ha dicho que la resurrección de Jesús no es un "mito" o un "sueño", es una "realidad histórica". Estas dos afirmaciones entran de lleno en el campo de la ciencia, el caso de los preservativos es obvio y en el caso de la “realidad histórica”, lo que se está afirmando es que un determinado organismo, en concreto que un Homo Sapiens murió y después resucito, lo cuál entra de lleno en el campo de la ciencia, ya que se está afirmando lo que puede hacer un organismo, y como es evidente aquí la biología, la química y la física tienen mucho que decir.

El principio de MANS nunca ha sido respetado por la religión, el caso de Galileo es el mejor ejemplo, Galileo hablaba de como era el mundo, y la Iglesia Católica le dijo lo que se podía decir ,y no decir, sobre el mundo. Y en nuestros días vemos como la Iglesia quiere imponer lo que se puede investigar científicamente y lo que no. Como en el caso de la investigación sobre células madre. Es dudosa la legitimación que pueda tener la religión para decir lo que es ético y lo que no. Pero lo que si está claro es que no tiene ninguna legitimación posible para decirnos como es o no es el mundo. La religión por su naturaleza dogmática no puede permitir que desde la ciencia se hallen hechos que contradigan sus dogmas. Es por esta razón que la religión jamas respetará el principio de MANS, los dogmas no cambian y si es necesario desde el dogma se dirá como es y no es la realidad.


Ismael Pérez Fernández.