miércoles, enero 07, 2009

EL CRISTIANISMO AL DESCUBIERTO.

Antes de hablar brevemente del libro que da título a este post, permítanme que hable un poco de la editorial que lo ha publicado. Hay que reconocer que la editorial Laetoli es cuando menos valiente. Cuando lo que abunda en el mercado son novelas al estilo "Código Da Vinci", ya saben, conspiraciones, griales, pseudociencia, etc. todo mezclado en un refrito, que leído uno, leídos todos, la editorial Laetoli saca al mercado una serie de colecciones dedicadas a la divulgación científica, el pensamiento crítico y la filosofía. Una apuesta valiente y arriesgada. Consulten los libros editados en dichas colecciones, probablemente encuentre más de uno que les despierte el gusanillo de una lectura interesante.

El libro que acabo de leer El cristianismo al descubierto pertenece a la colección Los Ilustrados. El autor del libro es Paul Heinrich Dietrich más conocido como el barón de Holbach. Un filósofo ilustrado no muy conocido hoy en día. Esta falta de popularidad no es debida a que su obra no fuera importante, o a que no tuviera repercusión en su época, mas bien fue todo lo contrario. La falta de popularidad se debe probablemente a que todas sus obras filosóficas las publicó bajo seudónimo o con el nombre de otro autor. No es de extrañar que tomara esa decisión. Por ejemplo, El Cristianismo al descubierto junto con otras siete obras del autor fueron condenadas el 18 de agosto de 1770 por el parlamento de París, y como consecuencia fueron quemadas. Por otro lado la Iglesia promovió una investigación para averiguar quien era el autor de semejante obra.

Una obra que hoy en día sigue teniendo vigencia en muchos de sus aspectos. Personalmente me quedo con las preguntas retóricas y otras no tanto, que Holbach plantea en el libro, las cuales casi siempre no sólo ponen el dedo en la llaga sino que además aprietan con fuerza. Un libro que podemos leer tranquilamente en el calor de nuestro hogar, pero que en su día en Francia sólo se podía conseguir de contrabando. Asumiendo, claro está, unos riesgos altísimos para la propia integridad del lector si éste era descubierto con semejante lectura. Un libro que a buen seguro hacía y hace reflexionar al lector. De ahí, su "peligrosidad".

Ismael Pérez Fernández.