lunes, septiembre 09, 2013

Braintrust

En esta obra Patricia S. Churchland nos acerca a lo que la neurociencia nos dice sobre la moral.

Patricia, en un estupendo trabajo de divulgación, nos acerca a la cuestión de cómo pudo surgir nuestro sentido de la moral. Las raíces del mismo están en nuestra biología, en el funcionamiento de nuestro cerebro, que ha sido modelado por la evolución.

Patricia nos acerca a las bases químicas que hacen posible la confianza. Aquí, moléculas como la oxitocina parecen ser parte central de la respuesta. La autora nos cuenta cuales son las partes del cerebro que parecen estar involucradas en nuestro sentido moral. Una de las cuestiones que se plantea en el libro es la siguiente, ¿cómo es que hemos llegado a desarrollar un sentido de querer ayudar a extraños incluso a preocuparnos por ellos? Desde un punto de vista biológico tiene sentido preocuparse por aquellos familiares con los que compartimos determinada carga genética, si ayudamos a sobrevivir a aquellos con los que compartimos determinado número de genes, estamos ayudando a que parte de nuestros genes perduren y se reproduzcan. Patricia nos da alguna hipótesis de como pudo suceder que nuestro sentido de querer cuidar, o preocuparse por los demás, se extendiera hacia aquellos con los que no compartimos carga genética alguna.

Uno de los capítulos más interesantes del libro es el dedicado a las neuronas espejo. A estas neuronas casi siempre se las relaciona con el comportamiento moral. Patricia expone los experimentos que pueden apoyar esa hipótesis pero al mismo tiempo nos muestra su escepticismo hacía la misma. La autora deja muy claro lo que se sabe y no se sabe sobre las neuronas espejo. Mostrando que a veces se ha exagerado y extrapolado demasiado sobre las mismas.

Un libro ciertamente interesante que nos acerca a las bases neurológicas de nuestra moral. La moral no es cuestión de dioses sino de naturaleza. Lo cual la hace más “real”. No son pocos los que creen que la raíz de la moral es metafísica, es decir, esta mana de alguna clase de dios sea este el que sea, pero trabajos como el de Patricia S.Churchland nos enseñan que las raíces de la misma se encuentran en nuestra biología. Si dios no existen entonces todo está permitido, al menos eso es lo que piensan muchos, sin dios no hay moral. Pero lo que nos enseña la ciencia es que la moral no tiene su base en la metafísica sino que es real, muy real, precisamente porque no mana de los dioses sino de nuestra propia biología.

2 comentarios:

  1. Anónimo3:24 a. m.

    "Mans de nuestra propia biologia", claro pero esto es porque estamos hechos a imagen y semejanza de dios, dentro de todos nosotros existe una pequeña parte de Dios, el esta dentro de todos nosotros. Si todos desarrollaramas la capacidad que nos puede dar esta pequeña parte de Dios este mundo seria distinto

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    1. La carga de la prueba recae en quien afirma, ¿donde están las pruebas de la existencia de alguan clase de Dios y de que este este dentor de nsootros?

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