Este es el último
libro que he leído, el autor es el filósofo Jason Brennan. Me ha resultado
ciertamente interesante su teoría ética del sufragio. Jason Brennan sostiene
que no hay una obligación moral para votar, es más, argumenta que no hay ningún
problema moral en no votar. Ahora, si se va a votar, entonces sostiene que sí
que tenemos una obligación moral para votar bien, o dicho de otra forma,
argumenta que estamos obligados a abstenernos antes que a votar mal.
Para Jason Brennan votar bien consiste en votar para
favorecer el bien común. Evidentemente esto es algo muy general pero que él
analiza y desbroza para dejar claro a que se refiere con esto y en que consiste
votar bien o mal.
La parte más polémica del libro es la última, donde Jason sostiene
que el comprar o vender votos no es siempre moralmente condenable. Basándose en
su teoría ética del sufragio muestra en que casos no es condenable moralmente
la compra venta de votos.
Un libro interesante y de los que te hacen pensar, sobre
todo porque desafía muchos prejuicios que tenemos. Una lectura recomendable que
nos hace reflexionar sobre la ética subyacente al acto de votar. Merece la pena
leerlo aunque no lleguemos a estar completamente de acuerdo con el autor.
Ismael Pérez Fernández.
Ah, la moral, esa palabra tan manoseada y que suena a algo tan importante, y sin embargo nadie puede definir con certeza sin recurrir al diccionario.
ResponderEliminarSi bien el sufragio pudiera no ser una obligación moral, no hacerlo nos castra "moralmente" el derecho a pataleo. La no participación es una forma de inacción que atenta en contra del derecho a voto, algo que damos por hecho, pero que tomó siglos y muchas vida lograr. La falta de memoria histórica resultar contraproducente cuando lo que se vulnera es nuestro derecho a elegir lo que creemos, es mejor para nosotros mismos.
Me interesa este libro, no para comprender la argumentación del autor, sino como referencia de un mal ejemplo cívico. La no participación ciudadana en la toma de decisiones, es lo que se ha venido propiciando para que un grupo reducido de personas, tome decisiones relevante que afectan a millones, sin consultar a la mayoría, disfrazándolo de democracia, cuando la vía más democrática es informar adecuadamente, con datos fidedignos, y solicitar la aprobación de la ciudadanía para tales decisiones.
De haber estado esta capacidad de decisión en manos de la ciudadanía, con seguridad no se privatizarían los servicios básicos como se ha estado haciendo hasta ahora y que claramente no se hizo para beneficio de la mayoría sino de los privados.
El voto de cada ciudadano en estas materias, es un deber que va más allá de la moral, es un deber cívico, porque "moral" es un término ambíguo que no está bien definida y cada cual cree lo que le conviene sobre ella. No ha sido conceptualizada de manera universal, por lo que su empleo como argumentación para validar un supuesto axioma, resulta de dudosa credibilidad. Me suena más a otra forma de manipulación retórica. "Hacer lo que es correcto" es más fácil de acotar y puede ser entendido inmediatamente por la mayoría, sin dobles lecturas.
En otras palabras no se entiende igual "no hay una obligación moral para votar" que "no hay una obligación de hacer lo que es correcto para votar" que se aproxima más al verdadero significado de la frase, lo que claramente es un sinsentido.