Hace unos 250 millones de años, antes de que los legendarios dinosaurios caminaran sobre este planeta, tuvo lugar una de las extinciones más importantes de las que se tienen constancia. Esta extinción de finales del Pérmico puso fin a casi todas las especies de seres vivos que poblaban el planeta.
A una extinción siempre le sigue un periodo de unas decenas de miles de años durante los cuales no se observa ninguna especie nueva. En el caso de la extinción de finales del Pérmico el posterior periodo de ausencia de nuevas especies se extendió la friolera de unos cinco millones de años. La pregunta que nos asalta es ¿cómo fue esto así? ¿A qué se debió una duración tan larga?
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Según el estudio Lethally Hot Temperatures During the Early Triassic Greenhouse que ha sido publicado en Science, la respuesta parece encontrarse en las altas temperaturas que se dieron en esa época. El estudio ha sido una colaboración entre tres universidades, la Universidad de Leed (Reino Unido), la Universidad de geociencias de Wuhan (China) y la Universidad de Erlangen-Nurnburg (Alemania). El trabajo, liderado por Yadong Sun, no ha sido precisamente fácil. El equipo ha recogido datos procedentes de 15.000 conodontos, que es una especie de cordados extinta. Si queremos hacernos una imagen mental de cómo eran estos animales lo mejor que se puede hacer es pensar en las anguilas, ya que se les parecían bastante. ¿Cómo se puede deducir la temperatura de una época remota usando los restos de conodontos? La respuesta se encuentra en los esqueletos de esta especie de cordados. Los conodontos usaban oxígeno para formar sus esqueletos, y ahí es donde está el truco. Los isótopos de oxígeno están controlados por la temperatura, así pues, estudiando la relación de oxígeno con isótopos de oxígeno en los esqueletos de los conodontos se puede deducir la temperatura que hacía hace 250 millones de años.
Las conclusiones a las que han llegado tras realizar el estudio es, que en los trópicos del planeta, la temperatura alcanzó valores entre los 50 y 60ºC en la superficie terrestre, mientras que en la superficie del mar llegó a estar muy próxima a los 40ºC, lo cual es un valor crucial ya que 40 grados es un valor letal para la vida marina.
Según afirma Yadong Sun, esta es la primera vez que un estudio demuestra como las altas temperaturas durante ese período de tiempo mantuvieron a raya a la vida, haciendo difícil que ésta volviera a proliferar en el planeta.
Al leer noticias como ésta resulta difícil no pensar en el actual cambio climático. Como sabemos todas las previsiones apuntan a que la temperatura media del planeta va a seguir subiendo. Como bien argumenta David J. Bottjer en el artículo Life in the Early Triassic Ocean, también publicado en Science, el conocer como influyeron las altas temperaturas en la biota en épocas remotas, nos puede ayudar a entender y anticipar, los peligros a los que podríamos llegar a enfrentarnos debidos al cambio climático.
Si los cambios de temperatura son graduales, en mi opinión, no tendran efectos en ninguna especie en particular. El peligro no existe como tal. La temperatura por aquellos tiempos fueron de forma brusca, no pudieron adaptarse a tal clima hostil para su supervivencia y proliferación de las distintas especies.
ResponderEliminarCordiales saludos y felicito por el blog.
Creo que no me he debido explicar bien, lo que el equipo dirigido por Yadong Sun ha descubierto es que las altas temperaturas que había después de la extinción impidieron la aparición de nuevas especies, es decir, dichas temperaturas hicieron que el periodo posterior a la extinción (dead zone) fuera mucho más largo de lo normal.
EliminarNo obstante el peligro existe, el límite de los 40ºC de temperatura de superficie del agua es bien claro, si se alcanza la fotosíntesis deja de ser posible lo cual tendría un efecto devastador sobre la cadena trófica.
Por otro lado hay un dato curioso, la temperatura media en superficie durante el Pérmico fue de 16ºC, que es dos grados superior a la actual.